
Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta.


Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con Aquel que no muere.
Jorge Luis Borges - (Los dos reyes y los dos laberintos)
També he sirgat deserts sense petjades, laberints foscos i rius sense retorn. Ariadna no m'ha respost. És la mort dels mites. Portes de servei de l'ànima amb escales de d'emergència, espirals de cargol sense fi. He tombat les cantonades del misteri i les dreceres de la por. Després de confins sense esperança, indrets reconeguts que no conec. Ja no faré, des d'ara, allò que mai he fet i que he fet sempre. Perdut entre prèdiques del desert i fils de laberint. Mots amb el sentit del no res, cants de sirena muda. Sense recança. Ja no hi ha retorn. Només la porta, al fons de l'estelat, a l'esquerra o a la dreta, em pot salvar.
Cap comentari:
Publica un comentari